Relatoría de "De la motivación y del síndrome de fracaso"
Por: Gabriela Brash Corro, academia de artes plásticas,
Plantel “Emiliano Zapata” Milpa Alta.
La sesión comenzó partiendo de la idea: ‘Yo’ es igual a ‘Nosotros’. Lo primero que hicimos fue una dinámica en la que dibujamos sobre un pliego de papel crafft nuestras siluetas sobreponiéndolas. La reflexión iba en torno a cómo nos sentimos cada uno al estar ahí acostados siendo el modelo de la silueta colectiva, sabiendo que nos antecedió alguno y después sigue otro.
A continuación, Alejandra sacó un muñeco de tela de tamaño natural y nos explicó que en otro tiempo se decía que a los títeres había que manipularlos. Posteriormente se empezó a utilizar el término de ‘animado’, es decir darles vida. Incluso hoy en día se llega a decir que ya tienen vida. Así que, en el supuesto de que éste muñeco tuviera vida, en ese momento era como un lienzo en blanco que se fue pasando por cada compañero, junto con unos plumones, para ir formándolo con palabras y trazos.
El aprendizaje es una formación mutua, todos al enseñar hacemos una labor reciproca que se basa en construir a los estudiantes y construirnos a nosotros mismos. Se citó un texto del filósofo John Dewey, quien habla de la experiencia educativa y resalta la importancia de la continuidad de la experiencia. Así que, el proceso por el cual aprendemos está íntimamente relacionado con el seguimiento de las experiencias vividas. Dewey también dice que hay que atender a los impulsos naturales, ya que de las experiencias impulsivas se recibe un aprendizaje. Por todo esto, habríamos de preocuparnos por seleccionar el tipo de experiencias que creemos importante provocar en el estudiante.
La siguiente actividad se trabajó dividiendo el grupo en cuatro equipos que debían narrar una historia sobre ese ser que creamos como estudiante (persona formada), relacionándola con los textos de La motivación y el síndrome del fracaso. En general, eran historias sobre seres interesantes e inteligentes que, con las experiencias de vida, habían perdido su seguridad interior y que gracias a la motivación por algún factor, se recuperan. Las reflexiones en torno a esto fueron las siguientes: Primero que nada ¿porqué esperar a que alguien llegue a darnos seguridad interior, cómo hacer que uno solo logre su seguridad interior? Se discutió sobre todo que antes de querer motivar al chico con una frase como "échale ganas", había que reflejarse en éste y en el grupo y empezar por echarle ganas nosotros como profesores ¿Por qué se dice que el sujeto es quien fracasa si está formado por todo un sistema? ¿qué es el éxito institucional, que egresen sabiendo qué? ¿porque después de salir de la escuela y haber memorizado todos los contenidos, fracasan en el trabajo? Muchas veces el fracaso institucional surge de la división de las partes que componen una escuela. Es decir, si cada una de éstas se dirige a intereses diferentes, no se trabaja como un ente comunitario y se pierde el fin para el que está hecha la comunidad.
Un fracaso escolar no es un fracaso en la vida y un fracaso curricular o en contenidos, no es un fracaso escolar si lo importante es la experiencia de vida que se está compartiendo con el estudiante. Así que, lo mejor es restar importancia a los objetivos curriculares y pensar en el cúmulo de experiencias que está ganando el estudiante en su paso por la preparatoria. Se habló de la importancia de vincular la escuela con la vida y el empleo, ya que en su origen la escuela crea un ambiente artificial en el que se simula y juega a conocer o aprender un oficio. Es muy necesario buscar qué aplicaciones se pueden dar fuera del área a los conocimientos adquiridos por cada estudiante, integrar y no aislar la escuela con la vida, vincular la escuela a un contexto natural. De esta manera es más fácil motivar a los estudiantes a terminar sus estudios. Un profesor influye mucho en lograr que al estudiante le motive continuar con el curso, sea de la asignatura que sea, aunque no sea a fin a sus intereses personales. Deja la escuela el que siente que no está recibiendo nada de esta, cuando la escuela no te da libertad creativa, etc. Hay que generar estrategias para no perder a los estudiantes durante el curso. Respetar a los estudiantes es, primeramente, conocer lo que ya son y a partir de ahí construir en ellos, sin anular lo que ya hay en ellos.
Para cerrar se reconocieron algunas estrategias básicas para no llegar al fracaso académico:
1.- Tomar en cuenta la importancia del proceso para llegar al resultado, más que el resultado mismo enfocarse en los logros obtenidos en el camino a éste.
2.- Tomar una actitud positiva ante el fracaso y aprender de los errores. Es decir, el fracaso es un aprendizaje, deja conocimiento. Quitarle a los estudiantes el miedo de fracasar porque en realidad nada de eso es grave.
3.- No esperar que la escuela te prepare para el futuro, sino pensar de qué manera nos sirve en el presente.
4.- La educación es un acto de dar.
5.- Es importante configurar nuestros hábitos, no sólo en el aula, sino en nuestra vida cotidiana. Se puede empezar por transformar los términos que utilizamos en nuestro lenguaje y actitudes. Por ejemplo: ¿para qué usar ‘fracaso’? ¿de qué manera abordamos el fracaso, el conocimiento, la motivación y el éxito?
Reflexionar ¿qué nos motiva a estar aquí?
Es positivo prestarse a jugar para aprender y, como en esta sesión, para aprender a enseñar.
miércoles, 27 de agosto de 2008
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